domingo, 22 de marzo de 2015

Tema 4 - Desigualdades de los países.




Durante la primera década de este siglo, la denominada ‘población adulta’ ha crecido de 3.600 a 4.400 millones de personas. El 50% de la población adulta acapare el 98% de la riqueza del mundo, no nos resulta del todo extraño, que el 10% posea el 83%, sí nos sorprende un poco. Con respecto a la distribución geográfica de la riqueza, lógicamente esta se concentra en las zonas con mayor nivel de desarrollo económico. En Europa encontramos el 32% de la riqueza mundial, en Norteamérica el 31%, y en la cuenca del Pacífico (excluyendo India y China) el 22%. El 15% restante, donde reside el 58% de la población, está dividido entre China (8%), Latinoamérica (4%), India (2%), y África (1%). Por países, destacan Suiza, Noruega, Australia, Singapur y Francia como las cinco naciones con un mayor indicador de riqueza individual. En un segundo nivel, nos encontramos a Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Canadá. En cuanto a las naciones donde se observa un mayor incremento de la riqueza durante la pasada década, están Rusia e Indonesia, donde el nivel de riqueza se ha visto multiplicado por cinco. También conviene destacar a países como China, Australia, Nueva Zelanda, Polonia o Rumania, que han visto su riqueza por individuo multiplicarse por tres. En el extremo contrario nos encontramos a países como Argentina o Islandia, donde se observa una disminución del nivel de riqueza de un 30%. Bajo el sistema económico actual es inevitable que haya desigualdades en los ingresos de las personas y de los países.  Justo o no la diferencia de ingresos hace a algunos países muy ricos y a otros muy pobres. Así por ejemplo, un ciudadano de Qatar, el país más rico del mundo, gana más de 275 veces lo que gana en promedio un habitante de la República Democrática del Congo.  Las 10 naciones más pobres del mundo son todas africanas lo que demuestra la crítica situación que vive el continente y vivirá por lo menos varias décadas más. Mientras que los 10 países más ricos del mundo son de diferentes regiones del mundo.

El más rico, Qatar, La futura sede de la Copa Mundial de Fútbol en 2022, ubicado en Oriente Medio, es el país más rico del mundo gracias a sus enormes reservas de petróleo y gas. Aunque no es uno de los más desarrollados pese a ser tan rico, pues tiene enormes problemas, por ejemplo, el no ser una democracia, no tener libertad de prensa y la violación de los derechos a mujeres y homosexuales. Se ubica en el puesto 36 del Índice de Desarrollo Humano. El más pobre, República Democrática del Congo ubicado en África Central es el país más pobre del mundo y uno de los menos desarrollados, solo superado en el atraso por Nigeria. Las constantes guerras, la corrupción y la falta de infraestructuras han impedido el desarrollo del país africano, a pesar de tener grandes recursos naturales y de la ayuda internacional.

Las desigualdades en nuestro planeta son abundantes, un dato lo demuestra: tan sólo el 20% de la población posee el 80% de la riqueza. El 3er mundo es el conjunto de países menos desarrollados y se sitúan casi todos al sur del planeta representan el 75% de la población mundial, el grado de desarrollo es inferior al de los países industrializados del norte. Algunas de sus características comunes suelen ser el tener una base económica agraria, exportación de materias primas, una economía endeudada con los países más industrializados y escasa infraestructura.

Un país desarrollado, en general, es un país que posee tanto un alto nivel de vida (un alto desarrollo humano) como un gran desarrollo industrial y comercial. Uno de los indicadores más usados para considerar a un país como «desarrollado» es el índice de desarrollo humano. Dicho índice toma en cuenta la riqueza, la educación y la sanidad, otro indicador el cual predomina frente a la definición de países desarrollados es lo que el Fondo Monetario Internacional.

En el origen de la plataforma 0,7% y +  está la situación de diferencia e injusticia brutal existente en las relaciones internacionales entre los países pobres y los países ricos, en un mundo cada vez más interdependiente. La plataforma del 0,7% y +  nace de la constatación de la situación grave de pobreza, miseria y hambre en la que hoy viven cientos de millones de personas del planeta, y de la asunción de las responsabilidades que atañen a nuestros gobiernos, sociedades y a todas nosotras y nosotros en el mantenimiento de estas situaciones.
La campaña del 0,7% y + tiene como objeto, en primer lugar, despertar y desarrollar nuestra conciencia solidaria con las poblaciones más empobrecidas del planeta, y en segundo término, reivindicar ante el Gobierno y las instituciones el que los presupuestos generales del estado contengan anualmente una partida equivalente, al menos, al 0,7% del producto interior bruto (PIB), cuyo destino será la financiación de programas y proyectos de cooperación al desarrollo y solidaridad con las poblaciones más empobrecidas del planeta.

La distribución de la riqueza en el mundo está sujeta a una enorme desigualdad económica entre los países del Norte y del Sur, entre los países ricos y los países pobres. Los países del Tercer Mundo sufren una situación de pobreza generalizada que afecta a los individuos, los grupos sociales y a sus infraestructuras. Esta situación es la causa de la imposibilidad casi absoluta de que, tanto como individuos y como grupos, puedan desarrollar sus posibilidades.
Una de las consecuencias extremas de esta situación injusta es el hambre, que afecta a millones de personas. El hambre como fenómeno colectivo ha existido siempre. Pero lo peculiar del hambre de nuestro tiempo es que se concreta en determinados pueblos y países, como algo endémico y que no se debe, en términos generales, a catástrofes naturales o guerras, sino que tiene causas políticas y de falta de solidaridad. Es decir, que es evitable.
En 1960 se estimaba que 40 millones de personas morían como consecuencia del hambre, de las cuales 17 de millones eran niñas y niños. Hoy en día la situación no ha mejorado sustancialmente. Con ocasión de la cumbre de la alimentación celebrada en Roma en 1996, la FAO denunció que hay en el mundo 840 millones de personas que sufren hambre severa, 200 de ellos niños, mientras que otros varios millones sufren enfermedades relacionadas con insuficiencias en micronutrientes y con la contaminación de alimentos y agua. Cada día una de cada cinco personas del mundo en desarrollo no puede obtener el alimento necesario para cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, según la FAO, en el mundo hay alimentos suficientes para todos.
La ONU, en 1961, instó a las naciones industrializadas a adoptar medidas con objeto de asignar el 1% de sus ingresos nacionales a la financiación pública y privada de las  necesidades del mundo en desarrollo. Posteriormente este objetivo se modificó y pasó a ser el 1% del PNB de los países desarrollados, aprobándose al fin por consenso que fuera el 0,7% del PNB, meta que no ha sido alcanzada por casi ningún país.
Sus reivindicaciones son:
 Que las instituciones del estado, comunidades autónomas y ayuntamientos dediquen anualmente una partida equivalente, al menos, al 0,7% del PIB a la cooperación y solidaridad con las poblaciones empobrecidas del planeta.
 Que dicho importe se destine a programas y proyectos de desarrollo, respetuosos con el medio ambiente, cuyos fines sean la satisfacción de las necesidades básicas (alimentación, sanidad, educación, infancia, …), el fortalecimiento del tejido organizativo de la sociedad civil, la potenciación y defensa de los derechos humanos, de las minorías étnicas y de la mujer y las activididades de educación al desarrollo y la solidaridad en nuestras sociedades, quedando terminantemente prohibida su utilización en aquellos otros que, directa o indirectamente, estén relacionados con fines militares y/o comerciales.
 Que se cree un Consejo Estatal para la Cooperación y la Solidaridad compuesto por organizaciones no gubernamentales para el desarrollo, organismos de solidaridad y otros agentes relacionados con la cooperación al desarrollo. Entre sus funciones estarán las de fijar los criterios y prioridades para la distribución del 0,7%. Así como el seguimiento de los programas y proyectos financiados. La transparencia, la racionalidad y el control público serán los principios que guiarán la gestión de estos fondos.
 Que se elabore una Ley para la Cooperación al Desarrollo que recogerá los principios básicos anteriormente mencionados, y cuyo fin será el de regular todas las acciones y programas enmarcados en el ámbito de la cooperación a cargo de fondos públicos. Los criterios de calidad y transparencia en la cooperación pública regirán este marco legal, que nunca podrá ser utilizado para fomentar actuaciones que contengan otros intereses ajenos a la propia cooperación solidaria y desinteresada, o cuyo fin último no sea el propio desarrollo de los pueblos empobrecidos y la potenciación de la solidaridad en nuestras sociedades.
 La apertura de un riguroso debate público y social, y que, desde criterios de justicia y solidaridad, asegure la toma de medidas drásticas y urgentes para solucionar el creciente empobrecimiento de los pueblos del Sur generado por la Deuda Externa. El Gobierno Español se comprometerá a defender estos planteamientos en todos los organismos y foros internacionales.


 Las partidas de los Presupuestos Generales destinadas a actividades y usos militares serán reducidas sustancialmente de forma progresiva. El importe de esa reducción se destinará a incrementar la partida de la cooperación al desarrollo y a aquellas otras relacionadas con fines sociales, tales como prestaciones para desempleo, bienestar social, medio ambiente, salud y educación.






Comentario del vídeo de Tema 4: Ya nadie reflexiona sobre la sociedad. Nadie ayuda. Todos somos iguales y nadie es superior que alguien. En mi opinión es que esto debería ocurrir.



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