La acción es
la capacidad de imaginar, organizar, planificar y hacer realidad deseos,
proyectos, planes e ilusiones. Además es la posibilidad de transcender el
ámbito de lo necesario para recrear nuevos mundos, idear una realidad más justa
y bella.
Existen tres
rasgos que definen la capacidad de acción. La intencionalidad es el modo en que
se actúa moviéndose hacia el mundo según unos intereses o beneficios. Otro
rasgo es la finalidad. Alcanzar un fin supone elegir los medios necesarios y
llevarlos a la práctica. Por último, la flexibilidad, indica que un mismo fin
se puede alcanzar por distintos medios.
Conocer y
actuar están unidos, no se hace uno y otro después. La razón tiene varios usos,
los principales son la razón instrumental, la razón moral y política y la razón
estética. Su pensamiento y su acción son el resultado de representarse la
realidad en ausencia de ésta y de recrearla.
El trabajo
es la acción mediante la que el ser humano se procura lo que necesita. Además,
no ha tenido siempre el mismo significado ni el mismo papel social, político o
religioso. En la antigüedad, cuando alguien se veía obligado a realizar alguna
actividad para sobrevivir, se consideraba que llevaba una vida servil. Esta
idealización se vio reforzada en el mundo medieval cristiano. Más tarde, se
rescató el concepto de Homo Faber con la llegada de la sociedad
industrial.
El trabajo
posee otras características: es una violencia ejercida sobre la naturaleza.
Otra característica es que el trabajo se rige por un modelo que guía la
fabricación. Además la actividad convierte al ser humano en diseñador e
inventor. Por último, el trabajador percibe una remuneración por un tiempo
limitado y predefinido de trabajo.
En la
revolución industrial transformó radicalmente el concepto de trabajo. Existen
seis consecuencias destacadas. La primera es que surge un nuevo ámbito de
trabajo, la fábrica. Así el trabajo queda fragmentado y se crean nuevas
relaciones. La segunda es la organización de la distribución del tiempo. La
siguiente es que la producción se localiza en las ciudades (originando el
urbanismo). La cuarta es que aparece el propietario burgués capitalista. Otra
consecuencia es el nacimiento del proletariado. La última es que la mujer
empieza a vincularse al proceso productivo.
Según el
materialismo marxista, el trabajador pierde su ser en el trabajo. Al vender su
fuerza de trabajo, es considerado una mercancía, por lo tanto, pierde su valor
como sujeto activo. Más tarde, superada la lucha de clases, el trabajo recuperará
su valor esencial para el ser humano.
La Segunda
Guerra Mundial marca el fin de una época y la aparición de una nueva sociedad
basada en la democracia política en busca de un estado de bienestar. Para ello,
fue necesario que las personas, además de los ciudadanos, se convirtiesen en
capitalistas y consumidores. Debido a la necesidad de producir y consumir. El
consumo es el motor de la economía y el trabajo es el medio para acceder a él y
así obtener cierto estatus social. Así se va dando un proceso constante de
tecnificación y automatización de la producción. Al día de hoy, la estructura
del trabajo es mucho más compleja. Nuevos empleos emergen, el paro se alterna
con tiempos de trabajo y formación, adaptación a nuevos perfiles de trabajo.
La moralidad es una dimensión constitutiva del ser humano.
Somos morales aunque no lo queramos porque somos humanos.
Se puede decir que la moral es una creación de la
inteligencia, ya que el ser humano, al nacer más desprotegido que ningún otro
animal siente la necesidad de adaptarse al medio ambiente y a los otros, y
descubrir la respuesta más adecuada.
También se puede decir que la moral es una
creación colectiva ya que es resultado de una interacción en la que nuestra
subjetividad se amplifica reflejada en el otro, quien es un sujeto con quien
crear. La dignidad es este modo de ser persona nacido de la subjetividad y de
la libertad.
Toda acción moral consta de una serie de cosas. En primer
lugar, consta de una intencionalidad (los deseos, los afectos y las tendencias
que nos mueven a obrar), de un proceso de deliberación y elección, también hay
que tener en cuenta el resultado y las consecuencias que esta acción puede
provocar, además la acción humana va acompañada de diversos sentimientos, y,
por último, hay que tener en cuenta que la acción ética transforma a quien la
realiza.
El relativismo es una corriente ideológica que dice que cada
persona y cada sociedad tienen su propia moral, con lo que no se puede definir
un concepto general de lo que es correcto y de lo que es erróneo, es decir no
hay ningún valor universal por encima de las normas particulares de cada pueblo
o persona. El relativismo encuentra un límite en los valores básicos
universales que subyacen a la pluralidad, y en la voluntad de que nuestra
acción sea universalizable.
La acción moral se puede definir por una frase: “No se puede
hacer simplemente lo que uno quiere”. Se puede definir a la acción moral como
libre después de analizarla atendiendo
a que se debe poseer libertad
física (es decir, ausencia de impedimentos físicos), libertad moral (es decir,
libertad para elegir y querer), y libertad de la razón. Estos tres tipos de
libertades suponen actuar con responsabilidad, lo cual supone la superación de
la apatía cívica. Esta responsabilidad del acto es lo que nos convierte en
ciudadanos. Los ciudadanos llevan a cabo la búsqueda de la justicia, que es la
síntesis entre la afirmación personal (derechos) y la renuncia (deberes).
La libertad es un presupuesto necesario de la acción moral.
Sin libertad no puede haber moralidad ni responsabilidad. Decir que somos
morales es decir que somos. Aunque es difícil determinar qué es la libertad.
Cualquier acción tiene que ser libre. Conviene aclarar cómo se entiende
libertad: Libertad externa o física (ausencia de impedimentos físicos),
libertad moral o interna (libertad de querer), libertad de la razón. Hoy en día
se explica la libertad desde una perspectiva menos metafísica y se interpreta
como una liberación política y social que conlleva la superación de la apatía
cívica.
La responsabilidad convierte al individuo en ciudadano, alguien que
participa en el discurso colectivo sobre la justicia y la alienta con sus
valores e ideales. Esta participación es la civilidad o práctica virtuosa de la
ciudadanía. Una síntesis entre afirmación personal y renuncia por respeto al
otro.
El mal está demasiado presente en nuestra sociedad para no
tenerlo en cuenta desde la filosofía moral, sea el mal físico o el mal moral.
El mal físico es atribuido a causas naturales y el mal moral es aquel que brota
de nuestras decisiones. Entendida la libertad como liberación, la reducción del
mal es una de sus tareas. Conocer mejor la naturaleza y educar la conciencia
crítica se convierten en exigencias de una libertad que afronta sin evasiones
la injusticia, el dolor y la muerte.
La globalización es un proceso económico dirigido al establecimiento de
relaciones transnacionales, creando a su paso una sociedad global. La
globalización se desarrolla en dos ámbitos muy relacionados. El primero es la
globalización económica. Es el proceso de internacionalización de los mercados
y de las empresas. La otra globalización es la de las telecomunicaciones, lo
que ha dado lugar a la “aldea global” (todo el planeta está interconectado)
Existen diversos rasgos de la globalización aunque existen cinco rasgos
principales. La primera, es la uniformidad de la forma de vida, las formas del
trabajo… son prácticamente las mismas en todo el mundo. Otra es la diferencia.
Existe una necesidad de sentirse distinto a los demás además es mayor las
necesidad de la identidad colectiva. La tercera es la creación de un espacio de
reflexión necesario para saber lo que ocurre a tiempo real. Además se tiene una
percepción exagerada del riesgo y surgen múltiples miedos. Por último, se han
mundializado los problemas. Los problemas conllevan consecuencias en otros
lugares del mundo.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, las instituciones internacionales
llegaron a un acuerdo de derechos mínimos. Este pacto se plasmó en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Aun así, surgió la necesidad de
la creación de una respuesta a los problemas morales derivados del actual nivel
de desarrollo científico-tecnológico llamado ética global. Este tipo de ética
es una ética práctica y además tiene voluntad de universalidad.
Más recientemente, era necesario plantear una moral de mínimos que
hiciera posible la convivencia en sociedades multiculturales. Así nacieron los
mínimos morales y los máximos morales. Los mínimos morales tienen que ver con
el establecimiento de una serie de normas morales vinculantes para todos a
partir del reconocimiento de todos. Y por último, los máximos morales tienen
que ver con el reconocimiento por todos los miembros de la comunidad del
derecho a la diferencia.
El diálogo que culmine en el consenso social tiene que tener en cuenta
las diferencias culturales.
Vídeo relacionado con la moral.
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