domingo, 21 de junio de 2015

Tema 6 - Razón practica: La acción y la filosofía moral.

La acción es la capacidad de imaginar, organizar, planificar y hacer realidad deseos, proyectos, planes e ilusiones. Además es la posibilidad de transcender el ámbito de lo necesario para recrear nuevos mundos, idear una realidad más justa y bella.
Existen tres rasgos que definen la capacidad de acción. La intencionalidad es el modo en que se actúa moviéndose hacia el mundo según unos intereses o beneficios. Otro rasgo es la finalidad. Alcanzar un fin supone elegir los medios necesarios y llevarlos a la práctica. Por último, la flexibilidad, indica que un mismo fin se puede alcanzar por distintos medios.
Conocer y actuar están unidos, no se hace uno y otro después. La razón tiene varios usos, los principales son la razón instrumental, la razón moral y política y la razón estética. Su pensamiento y su acción son el resultado de representarse la realidad en ausencia de ésta y de recrearla.
El trabajo es la acción mediante la que el ser humano se procura lo que necesita. Además, no ha tenido siempre el mismo significado ni el mismo papel social, político o religioso. En la antigüedad, cuando alguien se veía obligado a realizar alguna actividad para sobrevivir, se consideraba que llevaba una vida servil. Esta idealización se vio reforzada en el mundo medieval cristiano. Más tarde, se rescató el concepto de  Homo Faber con la llegada de la sociedad industrial.





El trabajo posee otras características: es una violencia ejercida sobre la naturaleza. Otra característica es que el trabajo se rige por un modelo que guía la fabricación. Además la actividad convierte al ser humano en diseñador e inventor. Por último, el trabajador percibe una remuneración por un tiempo limitado y predefinido de trabajo.
En la revolución industrial transformó radicalmente el concepto de trabajo. Existen seis consecuencias destacadas. La primera es que surge un nuevo ámbito de trabajo, la fábrica. Así el trabajo queda fragmentado y se crean nuevas relaciones. La segunda es la organización de la distribución del tiempo. La siguiente es que la producción se localiza en las ciudades (originando el urbanismo). La cuarta es que aparece el propietario burgués capitalista. Otra consecuencia es el nacimiento del proletariado. La última es que la mujer empieza a vincularse al proceso productivo.
Según el materialismo marxista, el trabajador pierde su ser en el trabajo. Al vender su fuerza de trabajo, es considerado una mercancía, por lo tanto, pierde su valor como sujeto activo. Más tarde, superada la lucha de clases, el trabajo recuperará su valor esencial para el ser humano.
La Segunda Guerra Mundial marca el fin de una época y la aparición de una nueva sociedad basada en la democracia política en busca de un estado de bienestar. Para ello, fue necesario que las personas, además de los ciudadanos, se convirtiesen en capitalistas y consumidores. Debido a la necesidad de producir y consumir. El consumo es el motor de la economía y el trabajo es el medio para acceder a él y así obtener cierto estatus social. Así se va dando un proceso constante de tecnificación y automatización de la producción. Al día de hoy, la estructura del trabajo es mucho más compleja. Nuevos empleos emergen, el paro se alterna con tiempos de trabajo y formación, adaptación a nuevos perfiles de trabajo.
La moralidad es una dimensión constitutiva del ser humano. Somos morales aunque no lo queramos porque somos humanos.
Se puede decir que la moral es una creación de la inteligencia, ya que el ser humano, al nacer más desprotegido que ningún otro animal siente la necesidad de adaptarse al medio ambiente y a los otros, y descubrir la respuesta más adecuada. 




También se puede decir que la moral es una creación colectiva ya que es resultado de una interacción en la que nuestra subjetividad se amplifica reflejada en el otro, quien es un sujeto con quien crear. La dignidad es este modo de ser persona nacido de la subjetividad y de la libertad.
Toda acción moral consta de una serie de cosas. En primer lugar, consta de una intencionalidad (los deseos, los afectos y las tendencias que nos mueven a obrar), de un proceso de deliberación y elección, también hay que tener en cuenta el resultado y las consecuencias que esta acción puede provocar, además la acción humana va acompañada de diversos sentimientos, y, por último, hay que tener en cuenta que la acción ética transforma a quien la realiza.
El relativismo es una corriente ideológica que dice que cada persona y cada sociedad tienen su propia moral, con lo que no se puede definir un concepto general de lo que es correcto y de lo que es erróneo, es decir no hay ningún valor universal por encima de las normas particulares de cada pueblo o persona. El relativismo encuentra un límite en los valores básicos universales que subyacen a la pluralidad, y en la voluntad de que nuestra acción sea universalizable.
La acción moral se puede definir por una frase: “No se puede hacer simplemente lo que uno quiere”. Se puede definir a la acción moral como libre después de analizarla atendiendo  a  que se debe poseer libertad física (es decir, ausencia de impedimentos físicos), libertad moral (es decir, libertad para elegir y querer), y libertad de la razón. Estos tres tipos de libertades suponen actuar con responsabilidad, lo cual supone la superación de la apatía cívica. Esta responsabilidad del acto es lo que nos convierte en ciudadanos. Los ciudadanos llevan a cabo la búsqueda de la justicia, que es la síntesis entre la afirmación personal (derechos) y la renuncia (deberes).
La libertad es un presupuesto necesario de la acción moral. Sin libertad no puede haber moralidad ni responsabilidad. Decir que somos morales es decir que somos. Aunque es difícil determinar qué es la libertad. Cualquier acción tiene que ser libre. Conviene aclarar cómo se entiende libertad: Libertad externa o física (ausencia de impedimentos físicos), libertad moral o interna (libertad de querer), libertad de la razón. Hoy en día se explica la libertad desde una perspectiva menos metafísica y se interpreta como una liberación política y social que conlleva la superación de la apatía cívica. 




La responsabilidad convierte al individuo en ciudadano, alguien que participa en el discurso colectivo sobre la justicia y la alienta con sus valores e ideales. Esta participación es la civilidad o práctica virtuosa de la ciudadanía. Una síntesis entre afirmación personal y renuncia por respeto al otro.
El mal está demasiado presente en nuestra sociedad para no tenerlo en cuenta desde la filosofía moral, sea el mal físico o el mal moral. El mal físico es atribuido a causas naturales y el mal moral es aquel que brota de nuestras decisiones. Entendida la libertad como liberación, la reducción del mal es una de sus tareas. Conocer mejor la naturaleza y educar la conciencia crítica se convierten en exigencias de una libertad que afronta sin evasiones la injusticia, el dolor y la muerte.




La globalización es un proceso económico dirigido al establecimiento de relaciones transnacionales, creando a su paso una sociedad global. La globalización se desarrolla en dos ámbitos muy relacionados. El primero es la globalización económica. Es el proceso de internacionalización de los mercados y de las empresas. La otra globalización es la de las telecomunicaciones, lo que ha dado lugar a la “aldea global” (todo el planeta está interconectado)
Existen diversos rasgos de la globalización aunque existen cinco rasgos principales. La primera, es la uniformidad de la forma de vida, las formas del trabajo… son prácticamente las mismas en todo el mundo. Otra es la diferencia. Existe una necesidad de sentirse distinto a los demás además es mayor las necesidad de la identidad colectiva. La tercera es la creación de un espacio de reflexión necesario para saber lo que ocurre a tiempo real. Además se tiene una percepción exagerada del riesgo y surgen múltiples miedos. Por último, se han mundializado los problemas. Los problemas conllevan consecuencias en otros lugares del mundo.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, las instituciones internacionales llegaron a un acuerdo de derechos mínimos. Este pacto se plasmó en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Aun así, surgió la necesidad de la creación de una respuesta a los problemas morales derivados del actual nivel de desarrollo científico-tecnológico llamado ética global. Este tipo de ética es una ética práctica y además tiene voluntad de universalidad. 
Más recientemente, era necesario plantear una moral de mínimos que hiciera posible la convivencia en sociedades multiculturales. Así nacieron los mínimos morales y los máximos morales. Los mínimos morales tienen que ver con el establecimiento de una serie de normas morales vinculantes para todos a partir del reconocimiento de todos. Y por último, los máximos morales tienen que ver con el reconocimiento por todos los miembros de la comunidad del derecho a la diferencia.
El diálogo que culmine en el consenso social tiene que tener en cuenta las diferencias culturales.



Vídeo relacionado con la moral.