Al analizar lo que es el ser humano, aparece un problema
fundamental: somos una relación entre un cuerpo material y un conjunto de
actividades mentales. El cuerpo nos ayuda a ser parte de una naturaleza
material. Es una materia viva debido a que realiza funciones de complejidad,
como alimentarse, reproducirse y subsistir de forma autónoma. Gracias al
cuerpo, podemos vivir, es decir, vivimos, sentimos y conocemos a través del
cuerpo. Sin él, no podríamos subsistir. La mente, también conocida como alma o
espíritu, posee dos actividades, que son la inteligencia y la afectividad.
Gracias a la mente, podemos procesar la información procedente del mundo
exterior. La mente se asocia con el cerebro, ya que está se alberga en él. Es
el órgano más complejo del ser humano y controla todas las funciones vitales, y
en muchas ocasiones, la mente ha sido considerada superior al cuerpo.
A la hora de hablar de la relación entre cuerpo y mente a lo
largo de la historia, obtenemos tres respuestas. La primera de ellas es el
monismo, en la que cuerpo y mente son una misma realidad. Pueden ser de tipo
material o de tipo mental o espiritual. La segunda es el dualismo, en la que la
mente y cuerpo son realidades con características propias. Por último está el
fisicalismo, que no admite la separación entre cuerpo y mente, ambos mantienen
una relación de dependencia y se reducen a una base física.
Entre el cuerpo y la mente existe la conciencia que es uno
de los rasgos específicos del ser humano, esta hace posible mantener relación
con el mundo exterior y con nosotros mismos, sin embargo también nos hace sujetos independientes. La
conciencia tiene una base fisiológica en el cerebro y se desarrolla
evolutivamente a lo largo de la vida. Así pues, la conciencia es una actividad
mental que permite una <vuelta a
si>, una <re-flexión>, lo que supone darse a sí mismo una explicación
o razón de algo o planteársela.
Gracias a su reflexividad la conciencia permite pensar sobre
la realidad exterior, sobre los otros seres humanos y sobre lo que somos.
Existen dos formas de conciencia, la conciencia inmediata que posibilita
conocer y advertir nuestra propia presencia, esta conciencia permanece siempre
sin necesidad de intermediario, por ella somos capaces de vernos a nosotros
mismos y pensar en lo que somos o podemos ser. Otra conciencia es la mediata,
que necesita intermediarios como la realidad exterior y la actividad de otros
seres humanos, esta nos permite pensar y juzgar el mundo exterior, las
consecuencias de nuestros actos y lo que son las otras personas.
La conciencia no es una sustancia o una realidad encerrada
en sí misma, sino una realidad intencional, es decir, toda conciencia posee una
intención a la que apunta. También es la capacidad de crear relaciones por ello
quien tiene conciencia está siempre en colación con otras cosas. La conciencia
se ha tomado como instrumento de lucidez y orientación pero también como fuente
de conflictos, errores, engaños e incluso enfermedades.
Sigmund Freud hizo la crítica más importante sobre la
conciencia, él pensaba que el comportamiento consciente se apoya en un universo
de elementos inconsciente que aparecen en sueños y actos fallidos, así
solamente se podrá analizar la conciencia si se entiende el inconsciente.
El ser humano siempre ha querido explorar su entorno para
satisfacer su curiosidad. Luego al distanciarse de la realidad, se preguntó por
el universo. A partir de estas preguntas el ser humano construyo las cosmogonías,
que eran relatos míticos para explicar el origen y la consistencia del universo.
Buscó nuevos instrumentos para ampliar y mejorar sus observaciones, así nació
la primera ciencia del mundo, la cosmogonía (en la que se integran la física,
las matemáticas y la astronomía). La cosmología estudia el mundo físico,
proporcionan una imagen general del mundo es una reflexión crítica en la que se
plantea la relación entre los sentidos y la razón, entre la teoría y la
observación surgió lo que hoy llamamos ciencia. La ciencia es una actividad
humana que da lugar a conocimientos que hacen uso de leyes y principios
generales. Los rasgos que caracterizan a la ciencia son, la contratación con la
realidad y la precisión en la formulación, a ser posible matemática. Hay 2
tipos de ciencias, la formal (la lógica y las matemáticas) no se refieren a
objetos perceptibles por los sentidos y no ofrecen información del mundo. Son
universales y necesarias, tienen una propia coherencia de la razón que las
construye. Sus enunciados son construidos por la razón con anterioridad. Y la
empírica (la física y la biología) observan los hechos y por lo tanto no son
universales ni necesarias; son generalizaciones de la experiencia. Su método
propio es el hipotético-deductivo.
Método científico o hipotético-deductivo es un procedimiento
inductivo. Se llama hipotético porque comienza formulando hipótesis sobre las
acontecimientos. Y deductivo porque para poder comprobar esas hipótesis se
necesita la deducción para poder controlar las hipótesis.
El método hipotético-deductivo presenta varios elementos: la
investigación comienza con la observación de los hechos y consiste en la
constatación de los aspectos relevantes de un fenómeno; a partir de las
observaciones se formula la hipótesis, que son elaboraciones con la razón o con
teorías anteriores; mediante la lógica y las matemáticas se deducen
consecuencias contrastables de esa hipótesis y la contrastación se realiza
mediante experimentos y también pueden acudir a las observaciones. Si el
resultado es favorable, se considera parcialmente comprobada la hipótesis y si
es desfavorable, se rechazara. La hipótesis confirmada se convierte en ley, que
tiene una forma universal. Las leyes son válidas en tanto no se refuten con un
nuevo experimento u observación. A partir de las leyes, la ciencia formula
predicciones, que han de ser igualmente contrastadas. Las se articulan en una
teoría, estas teorías son sistemas de leyes que proporcionan una compresión más
general y ayudan a elaborar nuevas hipótesis.
Más allá de la ciencia se encuentra la metafísica, que
estudia la realidad y sus características. La metafísica es una forma de
aumentar la realidad, ya que aparte de la realidad concreta, que se basa en las
cosas que se pueden percibir por los sentidos , también analiza la virtual, la
cual no tiene existencia material pero tiene influencias en nuestras vidas, y
las ilusiones, alucinaciones o engaños, que ocultan la realidad verdadera.
Existen una serie de aptitudes para expresar la realidad,
las más importantes son, el realismo del sentido común, en el que hay un mundo
real y exterior captado por los sentidos. El escepticismo, en el que los
sentidos no nos hacen ver la realidad como es sino que nos engañan. El
idealismo, en el que solo tenemos una idea de cómo es la realidad en nuestro
cerebro, debido a como la mente la relaciona. Y por último el fenomenismo, que
es la que necesita todas las realidades y sentidos para hacer una buena
interpretación de la realidad.
Todas estas posturas se encuentran en el origen de las
discusiones acerca de la realidad, lo que es objeto de la metafísica.
Aquí podemos ver un vídeo donde explica las ilusiones y su relación con la mente.